octubre 30, 2008

Mis aficiones


Creo que pocas veces hablo de mis aficiones, excepto por la cocina, los sabores y demás temas relacionados que son los que vienen a coronarlo todo. Pero además que eso, hay algo que me encanta, que me vuelve loca, que me emociona, me enciende, hace que mi día esté completo, me sube la sangre y revuelve mi corazón: conducir un automóvil.

Sinceramente, eso de tener que usar el auto para transportarme en la ciudad, no es de mis cosas favoritas. Me estresa mucho el tráfico, las calles pequeñas, las intransigencias y otros detalles del día a día. Pero, en cuanto me doy cuenta que puedo subir la velocidad, que puedo meterme entre un carril y otro, que puedo revolucionar mi auto hasta que produzca ese genial "rugidito", en ese momento me siento viva y comienza una extraña conexión entre mi mano, el embrague y la palanca de velocidades. No entiendo por qué hay personas que se privan del placer de meter las velocidades y le dan todo ese goce al automóvil mismo. No sé, es como sentir el pulso de la máquina, es sentir que la velocidad empieza a seducirme. Es tener cierto grado de poder, hasta de superioridad. ¡Me encanta revolucionar el auto!!

Otra cosa que hace que el tráfico sea más llevadero, es que entre la luz por el enorme quemacocos, poner algo de música muy bajito (yo casi no escucho música), tan bajito que no interfiera en el deleite que es escuchar el motor. Me estresan los ruidos exteriores, pero no me siento contenta si no logro escuchar mi propio auto.

Yo soy una mujer a la que le gusta seguir las normas y las leyes. Procuro no infringir ninguna. Pero respecto a la velocidad en carretera, con eso no puedo, no puedo y no puedo. Es que, es como condenar a mi pequeño autito a que se conforme con los aburridos 90-100 km, cuando el debe andar un poco más rápido. Sé que nos encanta sentir cómo cortamos el viento, el agarre en las curvas, lo suavecito del ruido del motor. ¡Me fascina sentir todo eso!

Y sí, lo confieso, en carretera siempre manejo a exceso de velocidad. Pero la culpa no es mía, es de mi auto, en serio. Y sí, si dicen que todas las mujeres manejan fatal, yo asumo la culpa. Yo conduzco horrible, peor que todas. Pero es algo que no voy a cambiar, me gusta. Es como, el toque salvaje de la feminidad que me empeño en conseguir.

1 comentario:

h dijo...

Esta muy bien que te guste conducir , pero tene mucho cuidado, por favor!!!
Y de verdad espero que eso de que manejas mal no sea tan cierto!!!
Bye!!!