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marzo 10, 2010

Letras Sentidas

En la escuela estoy llevando un módulo de literatura erótica. Y cada día me sorprende más y más el uso de las palabras y de las letras. Definitivamente, sé que nací para comprender a fondo la diferencia entre una c y una c en la pluma de un escritor.


Yo no tengo aspiraciones de autor. Simplemente me gusta disfrutar del ir y venir de las páginas que me regalan horas de deleite. Soy un escritor que vive en una delectación morosa. Escribo veinte y mil palabras en 5 pensamientos y con eso, me quedo satisfecha. El papel no fue hecho para mí ni yo para él. Sólo los sueños de letras imposibles.


Sin embargo, me gusta compartir con mis allegados las sensaciones más tremendas que me puede dar la literatura. Así fue como llegué al capítulo de El Coño de la Violonchelista, del libro Coños de Juan Manuel Prada.


Cuando lo leí, mi corazón se detuvo para empezar a bombear fuertemente la sangre a mi cabeza, haciéndome entrar en un espacio maravilloso donde las sensaciones se quedan a flor de piel.


Ojalá nunca olvide que una palabra puede hacerme sentir fuertemente, lo que me he negado a pensar durante tanto tiempo.



El Coño de la Violonchelista

Por Juan Manuel Prada




Ahora que ya definitivamente las vanguardias han dejado de dar la murga, ahora que el cubismo ha engrosado el elenco de tendencias clásicas, ahora que el espíritu de Picasso dormita en algún baúl cerrado con siete llaves, aún nos queda a los nostálgicos del arte de principios de siglo el consuelo de asistir a un concierto para cuerda y ver a las violonchelistas en simbiosis con su instrumento, única imagen de cubismo que sobrevive en el mundo (dejo aparte la jeta de Rossy de Palma, demasiado equina y kitsch).


¡Qué compenetración la que existe entre el violonchelo y la mujer que arranca de sus cuerdas quejidos o murmullos o gritos exultantes! ¡Qué engarzamiento de líneas rectas y curvas, qué acoplamiento de madera y carne! Los aficionados al cubismo leemos ávidamente los programas de los conciertos de cuerda, esperando encontrar entre los miembros del cuarteto u orquesta a una violonchelista (el hombre no sirve para tañer este instrumento, no sabe extraerle esa resonancia última, expresiva de violencia o deseo, que las mujeres extraen, a poco que acerquen el coño), y pagamos sumas casi inmorales por conseguir una butaca en primera fila, al lado de la violonchelista, que tiene cara de virgen gótica y cuerpo de yegua. La violonchelista ajusta sus rodillas a la depresión de su instrumento, a esa superficie de madera alabeada, ondulante, que equivale a la cintura, lo agarra del cuello, le pinza las cuerdas vocales y le frota el pecho con el arco, hasta herirlo en el corazón y hacerle llorar un si bemol. ¡Qué pareja forman, el violonchelo y su tañedora! ¡Qué entrecruzamiento de piernas y brazos, digno de haber sido retratado por Juan Gris!


En el intermedio del concierto, vemos a la violonchelista ajustándole las clavijas a ese hombre de madera, como la mujer retuerce las orejas al amante que no responde en la cama. Luego, en el último tramo musical, después de la regañina, notamos al violonchelo menos remiso, más dispuesto a apretarse contra el regazo de la virtuosa, más proclive a inclinar el mástil sobre su garganta de virgen gótica. ¡Cuántas cosas pasarán entre el regazo de la violonchelista y la boca ciega del instrumento! ¡Cuántos trizamientos de cuerda! ¡Cuántos apretujones! Queremos imaginamos el coño de esa mujer y no podemos (necesitaríamos el talento de Juan Gris), queremos asistir a la lucha que se desarrolla por detrás de la madera, entre las entrañas del violonchelo y las entrañas de la virtuosa, una lucha seguramente sexual, aunque discreta y de orgasmos ocultos. El coño de las violonchelistas, enfundado en unas bragas con cremallera, debe contener notas de recóndita musicalidad, corcheas y semicorcheas, fusas y semifusas como vello púbico, o quizá (su forma sugiere esta conexión) sea un metrónomo que marque el compás con su clítoris, derecha izquierda, izquierda derecha, allegro ma non troppo.


El violonchelo, a la conclusión del concierto, se desmanda, y no obedece las órdenes de ese metrónomo caliente que le dicta el ritmo, y se apropia de la voluntad de su tañedora, furioso, furiosísimo, en un clímax final que me recuerda los arrebatos de Berlioz. El coño de la violonchelista, en el barullo de aplausos que se le dedica, besa las cuerdas de su amante y resucita la estética del cubismo, frente a tanto museo de pago.

marzo 19, 2009

Un recorrido por la Cd. de México


Una de mis materias favoritas, ahora que estoy de vuelta en la escuela, es Poesía Hispanoamericana.

Particularmente este semana me ha gusta leer sobre Manuel Gutiérrez Nájera. Uno de sus poemas me recordó a un buen amigo, que tengo varios años sin ver y desde hace algunos días no tengo noticias de él. El poema se llama Non Omnis Moriar. Cuando lo leímos, de verdad que pude escuchar como la voz de este buen amigo, durante la lectura de tan sentidas palabras. No sé, fue algo extraño que no me había pasado antes con un poema.

También leímos otro, que se llama La Duquesa Job, de éste, voy a poner mi párrafo favorito:

¡Y los domingos!... con que alegría
oye en su lecho bullir el día
y hasta las nueve quieta se está!
¡Cuál acurruca la perezosa,
bajo la colcha color de rosa
mientras a misa la criada va!

...

Toco; se viste; me abre; almorzamos;
con apetito los dos tomamos
un par de huevos y un buen beefsteak
media botella de rico vino,
y en coche juntos, vamos camino
del pintoresco Chapultepec.

¡Desde las puertas de La Sorpresa
hasta la esquina del Jockey Club
no hay española, yanqui o francesa
ni más bonita ni más traviesa
que la duquesa del Duque Job!


Y sí, por un momento, me imaginé a mí misma haciendo este ritual de domingo en la Cd. de México. Levantándome a las 9:00, disfrutando de estar arremolinada entre el edredón y las sábanas, para luego ir a tomar el brunch en cualesquier restaurante tranquilo; no sé, caminar con ese paso despreocupado que se da después de tomar sólo un poco de un vino ligerito; conversar y que se vayan las horas hasta que irremediablemente llegue el lunes.

En definitiva quiero vivir eso, y cuando lo esté haciendo, me voy a acordar de Gutiérrez Nájera y su duquesita; de los poemas, y de ese amigo que ya no me habla, pero que ayer, pude escuchar su voz por el poema que alguien más leyó.

Otras lenguas que no sé para que sirven, pero sí sé para que no sirven

Mujer que sabe latín

A penas hizo bien Rosario Castellanos en elegir éste como título de uno de sus ensayos. Recuerdo que este librito lo leí casi por completo en una librería. Me quedé tan interesada en el tema, que tuve que volver al día siguiente a por él, para terminarlo. De ese día hace varios años y aún no sé en qué acaba. Y el día de hoy me levanté con la esperanza de encontrar bajo toda la palabrería, algo que desmienta el conocido refrán:

Mujer que sabe latín, ni tiene marido, ni tiene buen fin.

Quizá lo busco, para no quedarme a medias posibilidades, dado mi limitado conocimiento de este idioma tan... tan complicado como el matrimonio, según cuentan mis amigas, las que no saben latín.

noviembre 06, 2008

Los amigos

Entre las cosas que me he encontrado estudiando literatura, se encuentra este pequeño párrafo que me pareció muy hermoso:

Débense buscar los amigos como se buscan los buenos libros. Que no está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos; antes en que sean pocos, buenos y bien conocidos... No que sólo entretengan, sino que juntamente aprovechen al alma y cuerpo.

El Guzmán de Alfarache
Mateo Alemán

¡Cómo quisiera poder ser eso para mis amigos! A veces no sé qué hacer para demostrarles lo importantes que son para mí, que son pocos, que son buenos y bien conocidos. No sé cómo hacerlo, cuando quiero hacerlo. Y hoy quiero hacerlo.

octubre 28, 2008

El conocimiento y el dolor



Yo no sé el por qué de que el proceso del aprendizaje tenga que estar tan íntimamente ligado con el dolor. No lo comprendo... es más, no estoy dispuesta a tolerarlo.
Si entré a estudiar una nueva carrera, es por mero placer. De verdad, que yo no estoy buscando una formación particular, sino algo que pueda disfrutar, saborear lentamente y digerir a gusto, junto a un taza de café. Eso es todo lo que pretendo.

De ahora en adelante, me niego a recibir cualquier regaño de un maestro, de la bibliotecaria o de alguien de servicios académicos. ¡Me niego!

Señores de la honorable institución en la que estudio: Cambiaremos de estrategia. Todos somos adultos y espero tener ese nivel de trato para con todos. Ya basta de ese respeto unilateral. Exijo de manera enérgica, un trato de igual a igual.

No vuelvo a sufrir ni tantito por la escuela. Sólo la disfrutaré, como la había hecho hasta hace pocas semanas :)

octubre 22, 2008

La Cocina y la Filosfía



Aunque dije que a las cuestiones culinarias las dejaría de lado, eso es algo con lo que no puedo. No puedo ir en contra de mi deseo profundo de probar cosas nuevas, de envolverme en los aromas de la cocina y en soñar con las sazones, los colores y las consistencias de los platos. No puedo contra eso. Creo que es ir un poco, en contra de mí misma.

Y, teniendo como antecedente esa lucha que mantengo, ayer al estar leyendo unas cartas de Sor Juana Inés de la Cruz, no pude mas que emocionarme y sentir cómo palpitaba mi corazón más fuerte al leer el siguiente fragmento:

Pues, ¿qué os pudiera contar de los secretos naturales que he descubierto estando guisando? Veo que un huevo se une y fríe en la manteca o aceite y, por contrario, se despedaza en el almíbar; ver que para que el azúcar se conserve fluida basta echarle una muy mínima parte de agua en que haya estado membrillo u otra fruta agria; ver que la yema y clara de un mismo huevo son tan contrarias, que en los unos, que sirven para el azúcar, sirve cada una de por sí y juntos no. Por no cansaros con tales frialdades, que sólo profiero por daros entera noticia de mi natural y creo que os causará risa; pero, ¿qué podemos saber las mujeres sino filosofías de cocina? Bien dijo Lupercio Leonardo, que bien se puede filosofar y aderezar la cena.

Y yo puedo decir viendo estas cosillas:
"Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito"

Respuesta a Sor Filotea
Juana Inés de la Cruz

Indudablemente, estoy de acuerdo. Mientras uno se enreda en la cocina, la mente vuela de manera diferente. No es estar pensando únicamente en proporciones, combinaciones y sabores; es planear de manera detallada, punto menos que maquiavélica, la manera de lograr que nuestras intenciones traspasen a la boca de quienes desgustarán, para generar determinada reacción. Como dije antes, la cocina me descubre, me conoce, me adivina, me transforma. Es inegable, que lo que consigue es activar en mí cierto grado de ingenio y de malicia. Y si digo de malicia, es porque uno se anticipa, interpreta de manera punto menos que siniestra, las reacciones de los comensales.

Coincido con la opinión de la querida Sor Juana, "Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito". Yo quizá necesito leer mucho, para cocinar con mayor encanto.

agosto 28, 2008

Ha llovido tanto


Como bien dije antes, una de las cosas que tengo por seguro, es que en mi cumpleaños llueve. Y este año, a partir de mi cumpleaños ha llovido casi todos los días.

Pero anoche me di cuenta de qué he escrito mucho sobre la lluvia en este verano. Y lo he escrito sólo para mí. Y llegué a esta reflexión, porque de pronto me vi sola, caminando sin prisa hacia un lejano estacionamiento. Llovía incesantemente y me fijé que muchas parejas corrían para llegar a cualquier lugar. Unos iban apresurados con cara de enojo o preocupación; otros corrían con mucha alegría; unos más iban más al pendiente del otro que de sí mismos. Y yo veía todo eso a cámara lenta, caminando despacio, muy despacio, como si al hacerlo, entrara de puntitas a la vida de los otros y admirara con sigilo su felicidad.

Y ese es el punto interesante, que me deleito en observar, pero no me he complacido en ser la protagonista de una de esas historias donde la lluvia no moja, y si lo hace, sirve de pretexto para apretar los cuerpos buscando calor y acercar los labios con ansia; siendo el objeto de las miradas furtivas.

¿Será que en mí se desarrolla el vouyerismo romántico (aclaro el punto)?

No lo sé. Me gusta caminar sola. Me gusta observar en silencio.

Dicen que si deseas algo de verdad, con toda tu mente, se cumple. Y voy a decir algo: eso es mentira. Yo anoche desee por un minuto, con todas mis fuerzas, que hubiera alguien a mi lado que me abrazara y besara mis labios con ternura o con pasión. Yo anoche lo desee y no paso nada. Desperté esta mañana y mi cama seguía vacía. Nadie puso café para mí, ni nadie esperó que yo abriera los ojos, para decir, que era feliz.

Así que dejemos de perder el tiempo en eso de deseos, secretos y atracciones mentales. Eso no sirve señoras y señores. No sirve.

De ahora en adelante, me ocuparé de pensamientos más productivos, como enfocarme de verdad en asuntos serios de mi trabajo o en cumplir con las obligaciones de la escuela. Ya basta de pensamientos infantiles, romanticoides y anticuados. Suficiente de sentir o de pensar con sentimientos. Lo que necesito es pensar, pensar, pensar y pensar; para poder actuar con mayor congruencia. Eso es todo.

agosto 07, 2008

De vuelta a la escuela


Por increíble que pudiera parecer, oficialmente ya estoy más allá de la mitad de la carrera.
No me imaginé que en menos de 10 años, pudiera considerar el tener otra licenciatura.

Es allí donde me entra la duda: ¿a dónde quiero llegar con esto? ¿Qué satisfacción me da el estar estudiando otra cosa, por "mero gusto"? Esas son las preguntas que me hago cuando tengo que tomar materias que no me agradan del todo o hacer tareas a mis ojos "inútiles" (siempre he estado un poco en contra de la tarea).

Pero, por otra parte, me emociona bastante que existe la posibilidad de que aprenda cosas nuevas y maravillosas. Por ejemplo, ahora tomaré una materia que se llama Apreciación Cinematográfica.

Veamos qué sucede. Veamos si para el 2010, oficialmente puedo tener mis dos títulos y una maestría empezadita. Veamos.

Por lo pronto, no renegaré. Si hay que ir a hacer el espantoso y arcáico trámite de inscripción y esperar filas, horas y minutos eternos de gente pegándose a mi cuerpo sin respetar líneas y turnos, lo haré. Es sólo una vez al semestre. Sólo una vez.

junio 19, 2008

La inmortalidad

Ahora que estoy de vuelta en la escuela, creo que estoy aprendiendo a escuchar mejor a mis maestros. Y sinceramente no me empecino en aprender a detalle todo lo que tratan de enseñarme. Pero sí procuro, atentamente, descubrir las personas que son. Creo que si alguien llega a sentir esa pasión por las letras, por la literatura, por la gramática y la hermosura de la palabra, debe tener un detalle en su vida que me de una clave de la felicidad.

Una de ellos que ha logrado generar en mí cierta envidia por sus conocimientos y sobre todo por su sencillez.

Dice con orgullo: De mis "autores consentidos" es Tagore.

Y nada más es cuestión de decir este pequeño apellido, para desatar en ella una oleada de recuerdos y sentimientos. Y así, cuando menos se da cuenta, ya está recitándonos parte de sus escritos. Siempre hemos de llegar a casi bordear el Ganges cuando ella se emociona.

Pues ayer leí una frase de Tagore, que me parece muy... sensible:

Breve es el placer, como una gota de rocío, y mientras ríe, se muere. La pena, en cambio, es larga y permanente.
No pude más que pensar lo cierto de esto. Creo que el hombre está en la búsqueda de la inmortalidad, a cualquier costo. Uno de ellos, el más alto, es la felicidad. Se sabe que teniendo una pena profunda, larga, (justificada o no), un semblante punto menos que marchito, es más fácil ser eterno.

Yo agregaría una línea más a la frase de Tagore:

Simplemente, la risa se va con el viento y se pierde. En cambio, las lágrimas caen en la tierra y germinan dolor en su espacio, multiplicándose al ser regadas por el implacable recuerdo.


En fin, no se por qué llegamos a estas meditaciones tan temprano.

Sólo voy a decir algo más: este día no quiero inmortalizarlo. Prefiero que se pierda con el viento.

mayo 29, 2008

Pequeño Poema Para Pasiones Personales

Escribí este soneto, pensando en esas cosas que, cuando uno logra ponerlas al fin en palabras, hacen que el corazón de un vuelco... no por el sentido, si no porque llegar a palabras, es difícil. Así que la idea general, es como de un palpitar.

Pequeño Poema Para Pasiones Personales

Pequeños poemas prorrumpen en mí,
salpican sin paleta de pinturas
pretenden estampar con las pisturas
del palpitar pueril y carmesí.

Poemas pequeños pidiendo así
permiso al interpretar partituras.
Por pentagrama piden la postura
de mi pensamiento perdido en sí.

Pequeño que esculpe en mi corazón
para hacerlo parecer mariposa
en perfecta y pura composición.

Poema de palabra preciosa
percibes la completa precisión.
Impávido, puntual, pero no prosa.

mayo 24, 2008

Manufacturando Versos

Consejos para el manufacturar versitos:
-Escoja un lugar tranquilo donde la ventilación y la luz sean adecuadas.
-Tenga suficientes hojas disponibles a la izquierda de su máquina de escribir.
-La postura correcta es con la espalda completamente recta, el pie izquierdo puesto frente al derecho y la mirada ligeramente cargada a la derecha.
-Tome mucho café, no fume.
-Evite interrupciones.

Eso lo aconsejo yo.



El regreso a la escuela me fuerza a muchas cosas, entre ellas la disciplina para escribir. Lo cierto es que con 2 años, aún no logra hacerme entrar en su redil y creo que por eso no obtengo los beneficios que debería. Y esa es otra de las cosas que no me aflijen.

Pero, en esta ocasión, me está forzando a hacer algo que no sé si quiera. Hace algunos años decidí no volver a escribir un poema a menos que tuviera una buena razón. Decidí no tomarlo como ejercicio emocional, ni como desahogo. Solamente como testigo de que determinadas cosas pasan en mi vida y no me las estoy inventando. Escribo, en general, para tener la seguridad de que mi vida gira y no todo es producto de un mal sueño o una mala comida (como bien decía Dickens).

Así que tengo que escribir 8 poemas, de los siguientes temas:
-La ciudad
-Desesperación
-Muerte
-Poema onírico
-Usando la aliteración (verso medido)
-Usando el símil (verso medido)
-Tema libre
-Tema libre

Tengo ya 3: el onírico, el de desesperación y el de la ciudad. Hay que corregirlos, pero ya están.
Ahora, dedicaré el resto de la tarde a escribir lo que me convenga para obtener una buena nota.
Y dedicaré el resto de la vida a escribir lo que más me guste y, quizá, lo me menos me convenga.

abril 28, 2008

Los libros

Los libros no se han hecho para servir de adorno: nada hay que embellezca tanto como ellos en el interior del hogar

Harriet Beecher Stowe


Últimamente una serie de libros me han tenido ocupada en extremo. Tengo muchas cosas por leer de la universidad y poco tiempo. Pero me tranquilizo, creyendo que hago algo, sólo con tenerlos apilados sobre mi escritorio, en mi carro, en los buroes, en la bolsa, en la mesita de entrada.
En fin, mañana para las 18:00 habrá terminado mi angustia, pues lo que leí... leí... y lo que no... pues ya será para otra vida.

Y en unos minutos de paz y silencio, me detengo a pensar en la serie de libros que quiero comprar para tener en mi casa. Libros al alcance, libros que estén disponibles para ser tomados cuando me plazca, sin ningún compromiso de tiempo, sin ninguna meta. Libros hechos para mí y yo para ellos.

abril 01, 2008

La Poesía


Leyendo una de las novelas de la serie Novelas Ejemplares de Cervantes, me encontré este texto que me pareció muy acertado:

Hase de usar de la poesía como de una joya preciosísima, cuyo dueño no la trae cada día, ni la muestra a todas gentes, ni a cada paso, sino cuanto convenga y sea razón que la muestre. La poesía es una bellísima doncella, casta, honesta, discreta, aguda, retirada, y que se contiene en los límites de la discreción más alta. Es amiga de la soledad, las fuentes la entretienen, los prados la consuelan, los árboles la desenojan, las flores la alegran, y, finalmente, deleita y enseña a cuantos con ella comunican.
Miguel de Cervantes Saavedra
Novelas Ejemplares
La Gitanilla

octubre 01, 2007

En estos momentos me arrepiento

En días como hoy, me arrepiento de haber regresado a la escuela.
Tuve una junta muy larga en mi trabajo; llegué y tenía esperando muchos pendientes, recados, correos y demás; y en eso volteo a ver la agenda y dice: entrega de tarea. No puede ser.

Estuve postergando toda la semana hacerla y precisamente hoy, me salta que es el día límite. ¡No quiero hacer tareas!. No quiero la obligación de entregar un documento con las mismas líneas que, estoy segura, el profesor conoce de arriba a abajo. No quiero ser juzgada por mi desempeño, en algo que estoy haciendo por mero gusto.

Me encanta la escuela, pero quisiera saltarme el día de hoy y simplemente ir a clases y escuchar cosas maravillosas, sin tener el compromiso de nada.

Insistiré: No quiero hacer tareas. Quizá si lo repito mil veces... quizá siii... no, tengo que hacer tarea.