agosto 28, 2008

Ha llovido tanto


Como bien dije antes, una de las cosas que tengo por seguro, es que en mi cumpleaños llueve. Y este año, a partir de mi cumpleaños ha llovido casi todos los días.

Pero anoche me di cuenta de qué he escrito mucho sobre la lluvia en este verano. Y lo he escrito sólo para mí. Y llegué a esta reflexión, porque de pronto me vi sola, caminando sin prisa hacia un lejano estacionamiento. Llovía incesantemente y me fijé que muchas parejas corrían para llegar a cualquier lugar. Unos iban apresurados con cara de enojo o preocupación; otros corrían con mucha alegría; unos más iban más al pendiente del otro que de sí mismos. Y yo veía todo eso a cámara lenta, caminando despacio, muy despacio, como si al hacerlo, entrara de puntitas a la vida de los otros y admirara con sigilo su felicidad.

Y ese es el punto interesante, que me deleito en observar, pero no me he complacido en ser la protagonista de una de esas historias donde la lluvia no moja, y si lo hace, sirve de pretexto para apretar los cuerpos buscando calor y acercar los labios con ansia; siendo el objeto de las miradas furtivas.

¿Será que en mí se desarrolla el vouyerismo romántico (aclaro el punto)?

No lo sé. Me gusta caminar sola. Me gusta observar en silencio.

Dicen que si deseas algo de verdad, con toda tu mente, se cumple. Y voy a decir algo: eso es mentira. Yo anoche desee por un minuto, con todas mis fuerzas, que hubiera alguien a mi lado que me abrazara y besara mis labios con ternura o con pasión. Yo anoche lo desee y no paso nada. Desperté esta mañana y mi cama seguía vacía. Nadie puso café para mí, ni nadie esperó que yo abriera los ojos, para decir, que era feliz.

Así que dejemos de perder el tiempo en eso de deseos, secretos y atracciones mentales. Eso no sirve señoras y señores. No sirve.

De ahora en adelante, me ocuparé de pensamientos más productivos, como enfocarme de verdad en asuntos serios de mi trabajo o en cumplir con las obligaciones de la escuela. Ya basta de pensamientos infantiles, romanticoides y anticuados. Suficiente de sentir o de pensar con sentimientos. Lo que necesito es pensar, pensar, pensar y pensar; para poder actuar con mayor congruencia. Eso es todo.

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