Ayer empezó a sentirse un poco más de frío. Ayer sentí como si las sensaciones de primavera estuvieran obligadas a quedarse guardadas un tiempo más. Ayer pude ver el claro recordatorio de que la vida nos sorprende con el ir y venir del clima, con el ir y venir de gente, con el ir y venir de pensamientos obtusos que no tienen un final feliz.
Ahora me levanté y no me extrañó el frío de las 5:30 de la mañana; tampoco me extrañó que no tuviera deseo de ir al gimnasio; ni que al llegar a mi oficina ya hubiera café. Hay cosas de esta vida que no logran sorprenderme, sobre todo, que puedo llegar a ser una experta en el autosabotaje emocional.
Mañana voy a quedarme más tiempo en la cama que el debido. Mañana voy a darle un revés al día y lo voy a someter a mis deseos. Mañana voy a ir cuando el cine no esté tan lleno y voy a caminar por calles plagadas de peatones. Mañana no me va a sorprender el frío, ni la gente, ni los pensamientos, ni la vida. Mañana yo los voy a sorprender a todos.
Ahora me levanté y no me extrañó el frío de las 5:30 de la mañana; tampoco me extrañó que no tuviera deseo de ir al gimnasio; ni que al llegar a mi oficina ya hubiera café. Hay cosas de esta vida que no logran sorprenderme, sobre todo, que puedo llegar a ser una experta en el autosabotaje emocional.
Mañana voy a quedarme más tiempo en la cama que el debido. Mañana voy a darle un revés al día y lo voy a someter a mis deseos. Mañana voy a ir cuando el cine no esté tan lleno y voy a caminar por calles plagadas de peatones. Mañana no me va a sorprender el frío, ni la gente, ni los pensamientos, ni la vida. Mañana yo los voy a sorprender a todos.