marzo 24, 2008

Seis a la mesa


-¡Quizá un día seamos seis en la mesa!

Dije con una extraña convicción (y sin fingida emoción), que al final de cuentas terminé asustándome y mejor opté por decir que fue un suspiro, que creyeron haber escuchado algo, pero que no... que yo no había proferido palabra.

Dos se me quedaron viendo y dos más sonrieron con cara de ¡pobrecita ilusa! ... yo me quedé callada y luego todos fingimos que nada pasaba.

Y por milésimas de minuto, me imaginé con alguien a mi derecha, que me hiciera creer mis propias mentiras. Pero sobre todo que les quitara esa cara de incredulidad a mis eternos compañeros.

marzo 12, 2008

Una cita desastroza

Hay un momento en la vida de toda mujer en que DECIDES que necesitas tener una cita. Y esa necesidad llega cuando te das por enterada de que hay que tener un estímulo para arreglarse todas las mañanas, para salir a divertirse, para lucir como una persona más cuidadosa y delicada.Eso fue lo que me pasó el día de ayer. Caí en cuenta de que que no podía seguir postergando una cita con alguien que me hiciera sentir mejor, así que busqué al candidato más viable, de "mejor ver". Aquilaté los costos: toda la inversión de tiempo, de dinero, de voluntad para algo así. Así que concordamos que a las 6:00 estaría listo y de allí nos iríamos. Pasaron las horas largas y los minutos aún más largos y el señor no decidió llegar hasta las 10:00... pero de la mañana del día siguiente. Cuando lo tuve cerca, reconocí un aroma que no me gustó. Lucía sucio, polveado de arriba a abajo. Todo en él se veía revuelto. Al parecer no había tomado la más mínima precaución en su arreglo... iba tan... tan descuidado, que hasta marcas de pisadas y de polvo granuloso pude verle por todas partes. Eso no es todo, cuando quise escucharlo, con todo cuidado subí las ventanillas (a pesar del olor penetrante y no del todo agradable) y lo que hizo fue producir un molesto y estridente sonido de mal gusto, fuera de todo contexto, de toda gracia. ¡Todo eso me hizo enojar tanto! Ya no era cosa de una broma pesada. Al parecer, su forma de proceder siempre era esa. ¡¡¡Sigo tan molesta!!! Realmente tenía ganas de gritonearle un poco, de decirle que yo no iba a moverme un sólo metro hasta que las cosas estuvieran mejor, hasta que se solucionara la cuestión de su aspecto, de su imagen. Al fin de todo, por lo que accedí a salir y vernos, fue para lucir mejor... no para llegar a mi trabajo llena de su polvo blancuzco y notorio sobre mi impecable traje negro.

Pero, hay que tomar las cosas con calma. Con un poco de agua, jabón, un trapito limpio, una buena restregada y brillo, puede ser diferente.

Sinceramente, sigo sin entender porque la agencia me entregó el automóvil después de la hora pactada, sucio y con el tanque medio vacío. No pasa de mañana sin que reclame el pésimo servicio que me han dado. Tomé el día de hoy y el día de ayer para que mi pequeño auto luciera mejor y regresé a mi casa con un carro polvoso, pero arreglado de todos sus pequeños desperfectos. (Espero).

No puedo creer que llevar mi automóvil al servicio pudiera ser una experiencia tan poco grata y que me influenciar con un dejo de mal humor.

marzo 11, 2008

Normal

Esta mañana, mientras iba de camino a la oficina, escuché una canción que me gustó mucho. Y lo que me gustó no fue el verdadero sentido, si no la parte superficial. A mí no me da tanto miedo la soledad (he de admitir que la puedo disfrutar bastante). Aseguro que cuando "alguien" no funciona en tu vida, lo mejor es dejarlo ir sin tender demasiadas redes... quizá sólo un pequeño hilo de araña bañado de lluvia, para atraerlo con elegancia, con lujo, con artificio. Sólo por si lo extrañas, para disfrutar verlo venir poco a poco a través de esos reflejos tan maravillosos que dan las gotas y las telarañas; y luego arrancar todo de un golpe y no dejar otra oportunidad.


Pero, ese no es el punto. La parte superficial de esa canción, la parte de fingida felicidad, es lo que a mí me hace sentir feliz. Es decir, el añorar, el soñar con esos días ya forma parte de mi satisfacción, de lo que sé que me puede hacer sentir plena.

Yo puedo ser feliz preparándole la cena... cocinando las cenas hasta que mi corazón deje de latir. Me gusta creer que la verdadera paz, la verdadera tranquilidad de mi vida es saber que cuando regrese de la vorágine del día, cuando el tráfico atroz de esta pequeña ciudad me deje llegar a mi casa, él estará allí (o al menos sus cosas como presagio de su vuelta). Y estará por mí, porque le gustan los sabores que salen de mis manos, porque aprecia que todas las mañanas tenga café fresco y los sábados desayunemos hablando mucho o a veces sin necesidad de decir algo. ¡Qué remanso de paz nuestra pequeña casa llena de libreros sin libros y libros regados por todos lados, como para poder perderse, miles de minutos, en cualquier lugar del mundo!

Creo que eso hará en mi vida el "siempre felices": Simplemente cocinar para él y que venga a charlar conmigo como requisito indispensable para que su día gire y se sienta completo. Saber que pase lo que pase, mi felicidad se encuentra en un pequeño lugar, quizá vacío de cosas, pero lleno de un "nosotros", de lo que podemos ser y hacer. Un lugar con promesa de una copa de vino cada noche, mucho cine e ir a merodear en rincones y librerías al menos una vez a la semana.



Normal
Ximena Sariñana

La soledad es un paso firme
Que no he podido obligarme a dar
El corazón no tiene remedio
Con la vejez deja de funcionar
Qué felicidad, hacerte la cena
y qué seguridad saber que me esperas
Y el tiempo pasará
El sol se apagará
Y todo lo que sentiste fue normal..

Todo el amor es desasosiego
de lo que termina por desaparecer
Todo lo que me dijiste a medias
Son el lenguaje que no aprenderé

Qué felicidad llenarte la taza
Qué seguridad tenerte en la casa

Y el tiempo pasará, el sol se apagará
Y todo lo que sentiste fue normal

Qué felicidad hacerte la cena
y qué seguridad saber que me esperas
y qué tranquilidad el siempre felices
y qué facilidad, creer lo que dices

Y el tiempo pasará, el sol se apagará
Y todo lo que sentiste fue normal.

marzo 09, 2008

Lado de la Cama


De nuevo regreso a tu lado de la cama, pero ahora para decirte que es mío. Ya no voy a dormir pensando en que si me muevo demasiado puedo perturbar a tu recuerdo. Toda la cama es mía, nunca debí haberte cedido un espacio en ella. Y simplemente te lo quito porque tú no estás (ni nunca estuviste un minuto siquiera) para en la mañana alisar la culpa de lo que no debiste haberme dicho; o para sazonar mis desayunos solitarios; o para cortar las flores frescas del jardín y ponerlas para mí, para mitigar el dolor de tu ausencia, haciéndome recordar el aroma de esa noche.
Así que pierdes tus privilegios. Los pierdes ocho años después. Quizá cuando sean diez te recuerde más de lo que perdiste por ser tan... por ser tan tú y no empezar a ser como yo.
Así que regreso a tu lado de la cama y apago la lámpara que siempre te negabas a encender para que yo leyera. Regreso a lo que ahora es mi cama completa y no a tu espacio, que lo invadía todo.

marzo 07, 2008

Dieta Rota


Dieta Rota
(Mordidas de Desesperación)

Cintura de sesenta a los veintes
y veinte de más a los sesentas.
Sesenta zanahorias, sin aceites.
Aceite de ricino en las cenas.
Cenar lechuga sin fallar en días;
el día empezar con té de limón.
Limón por aliño a la ensalada
y ensalada sin tocino, sin sabor.
Sabores a evitar: los deliciosos,
deliciosos turrones y frutas apiladas.
Apiladas y sin fin las prohibiciones:
prohibidos chocolates y malteadas.
Malteada de dieta a veces concedida.
Concedida si hay tres horas de gimnasio.
Gimnasio de mujeres obesas, reprimidas:
reprimidas en uno de los instintos más bajos.
Bajo llave la alacena y el refrigerador:
refri lleno de viandas muy sabrosas.
Sabrosas palabras que intentan sazonar.
Sazonar lo insazonable: la dieta rota.