marzo 09, 2008

Lado de la Cama


De nuevo regreso a tu lado de la cama, pero ahora para decirte que es mío. Ya no voy a dormir pensando en que si me muevo demasiado puedo perturbar a tu recuerdo. Toda la cama es mía, nunca debí haberte cedido un espacio en ella. Y simplemente te lo quito porque tú no estás (ni nunca estuviste un minuto siquiera) para en la mañana alisar la culpa de lo que no debiste haberme dicho; o para sazonar mis desayunos solitarios; o para cortar las flores frescas del jardín y ponerlas para mí, para mitigar el dolor de tu ausencia, haciéndome recordar el aroma de esa noche.
Así que pierdes tus privilegios. Los pierdes ocho años después. Quizá cuando sean diez te recuerde más de lo que perdiste por ser tan... por ser tan tú y no empezar a ser como yo.
Así que regreso a tu lado de la cama y apago la lámpara que siempre te negabas a encender para que yo leyera. Regreso a lo que ahora es mi cama completa y no a tu espacio, que lo invadía todo.

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