marzo 12, 2008

Una cita desastroza

Hay un momento en la vida de toda mujer en que DECIDES que necesitas tener una cita. Y esa necesidad llega cuando te das por enterada de que hay que tener un estímulo para arreglarse todas las mañanas, para salir a divertirse, para lucir como una persona más cuidadosa y delicada.Eso fue lo que me pasó el día de ayer. Caí en cuenta de que que no podía seguir postergando una cita con alguien que me hiciera sentir mejor, así que busqué al candidato más viable, de "mejor ver". Aquilaté los costos: toda la inversión de tiempo, de dinero, de voluntad para algo así. Así que concordamos que a las 6:00 estaría listo y de allí nos iríamos. Pasaron las horas largas y los minutos aún más largos y el señor no decidió llegar hasta las 10:00... pero de la mañana del día siguiente. Cuando lo tuve cerca, reconocí un aroma que no me gustó. Lucía sucio, polveado de arriba a abajo. Todo en él se veía revuelto. Al parecer no había tomado la más mínima precaución en su arreglo... iba tan... tan descuidado, que hasta marcas de pisadas y de polvo granuloso pude verle por todas partes. Eso no es todo, cuando quise escucharlo, con todo cuidado subí las ventanillas (a pesar del olor penetrante y no del todo agradable) y lo que hizo fue producir un molesto y estridente sonido de mal gusto, fuera de todo contexto, de toda gracia. ¡Todo eso me hizo enojar tanto! Ya no era cosa de una broma pesada. Al parecer, su forma de proceder siempre era esa. ¡¡¡Sigo tan molesta!!! Realmente tenía ganas de gritonearle un poco, de decirle que yo no iba a moverme un sólo metro hasta que las cosas estuvieran mejor, hasta que se solucionara la cuestión de su aspecto, de su imagen. Al fin de todo, por lo que accedí a salir y vernos, fue para lucir mejor... no para llegar a mi trabajo llena de su polvo blancuzco y notorio sobre mi impecable traje negro.

Pero, hay que tomar las cosas con calma. Con un poco de agua, jabón, un trapito limpio, una buena restregada y brillo, puede ser diferente.

Sinceramente, sigo sin entender porque la agencia me entregó el automóvil después de la hora pactada, sucio y con el tanque medio vacío. No pasa de mañana sin que reclame el pésimo servicio que me han dado. Tomé el día de hoy y el día de ayer para que mi pequeño auto luciera mejor y regresé a mi casa con un carro polvoso, pero arreglado de todos sus pequeños desperfectos. (Espero).

No puedo creer que llevar mi automóvil al servicio pudiera ser una experiencia tan poco grata y que me influenciar con un dejo de mal humor.

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