junio 30, 2008

Celebración

Hace unos días alguien me preguntaba qué son las celebraciones. Realmente me hizo pensar mucho. En nuestra conversación traté de explicarle cómo me sentía yo cuando acababa de celebrar; y descubrí que hay dos opciones:

-La celebración eufórica
-La celebración pacífica

Sin entrar en detalles de una o de otra, puedo decir que yo sé que he celebrado y me siento satisfecha con ello, cuando estoy en mi casa en la madrugada, termino de recogerlo todo (mi concepto de celebración va ligado forzosamente a la comida... comida que yo ofrezco), veo mi cocina reluciente; me siento con las mejillas ligeramente enrojecidas y entro en un estado de contemplación donde el siguiente paso es subir a mi habitación, estrenar un pijama, destender la cama con aroma a sábanas recién puestas, abrir la ventana para que entre el fresco de la madrugada y dormir con esa maravillosa sonrisa. Luego, escuchar a las 7:00 a.m. la alarma que me indica que el café está listo. Tomar una taza, servir el fresco y humeante elixir y sentarme en cualquier lugar a tratar de eternizar los agradables momentos al lado de los amigos.

Eso es una celebración. Quedarme con 5 palabras y el recuerdo de la risa absurda que llega después de muchos minutos de conversación.

Así que, puedo decir, que el fin de semana celebré mi cumpleaños. Y fue una celebración que lo tuvo todo, principalmente espontaneidad, risa y comida sencilla... incluso tuvo el recuerdo de no haber despedido a mis queridos amigos, hasta después de las 4:30 de la mañana y quedarme con gusto despierta hasta las 9:30, con el fin de que no se terminara la dicha de saber que había celebrado.

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