Soñé que fumaba y no me gustó. Nunca he fumado en mi vida, ni siquiera en sueños me había sucedido. Y extrañamente, me sentía experta en la forma de agarrar la cajetilla, golpearla un poco; sacar el delgado y largo cigarrillo y luego extenderlo para que alguien lo encendiera para mí.
En el sueño no me vi fumando, simplemente preparé el escenario y luego, al despertar, sentí un sofoco profundo.
Insisto, soñé que fumaba y no me gustó el sabor de despertar con los labios impregnados de nicotina onírica.
En el sueño no me vi fumando, simplemente preparé el escenario y luego, al despertar, sentí un sofoco profundo.
Insisto, soñé que fumaba y no me gustó el sabor de despertar con los labios impregnados de nicotina onírica.
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