junio 29, 2007

Una promesa vieja que sigo cumpliendo


Nunca pensé que algo que decidí intempestivamente una tarde de octubre fuera a significar tanto en mi vida a casi 7 años de distancia. Y haciendo real la promesa, decidí marcar mi piel, para así tener presente, durante muchos minutos, qué había sucedido y por qué. He de confesar que a la fecha todavía duele y sangra en ocasiones, como recordatorio constante... pero en el fondo, todo eso, es un gran orgullo para mí, a tal grado de que quien me conoce, sabe de la historia de la marca y pregunta por ella al mirarme el tobillo izquierdo.

Ya que el método ha sido tan efectivo, decidí compartirlo con una de las personas, de las amigas, más queridas que tengo. Con ella comparto largas conversaciones telefónicas de "trayecto a trayecto", noches de pésimas películas, compras de catálogo y secretos que yo sé que sabe de mí, pero que nunca le he dicho. Frente a ella he llorado por tonterías infantiles y me he reído por algunas tristezas irremediables.

Y hace precisamente una semana, la hice compartir conmigo aquella promesa y la marqué. Y ¿quién iba a pensar que ya surtiera efecto? En verdad me hizo reír bastante oir la anécdota, pero sobre todo, me da gusto, siento orgullo al ver reluciente, en su tobillo, la muestra de que somos más que buenas amigas.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Une vez alguien me dijo, que lo más difícil era tomar la decisión. Llevar una marca constante de alguna acción anterior puede resultar una decisión de peso. Sin embargo, cuando nuestra voluntad puede flaquear y no podemos únicamente confiar en ella, cuando necesitamos una señal para que otros respeten nuestras razones, o cuando en la vida nos topamos con aquellos que pueden entender exactamente por lo que estamos pasando, es siempre bueno y hasta reconfortante llevar un constante recordatorio.

:) dijo...

Al leer en tu comentario eso de los recordatorios he pensado en la alianza de matrimonio. Yo siempre me fijo en eso, cuando salgo con alguien: si trae anillo o marca de alguno (capítulo interesante a tratar en algún post: los hombres casados ;) ). Y es cierto, esta marca, este recordatorio, sirve para que los demás respeten las razones que "deberíamos tener" para no hacer determinadas cosas, aunque estemos tentados. Insisto, esa marca del tobillo es un remedio excelente para varios males... es más, ya hasta creo que sirve como rehabilitación. Si alguien quiere la receta, puede pedírmela y con gusto la paso.

Lo más difícil es tomar la decisión. Una amiga también me dijo eso un día y me hizo cambiar el rumbo de algunas cosas. Gracias.

Unknown dijo...

El ejemplo perfecto. El anillo de matrimonio, un recordatorio personal, pero, y creo que en mayor medida recordatorio para la sociedad. Por un lado creo que las mujeres portan esta marca con orgullo, como un trofeo que en conjunto con el famoso anillo de compromiso, las hace entrar en otro status. Por el otro lado creo que los hombres que no usan su anillo deberían ser, por lo menos, multados!