junio 23, 2007

Sin remedio




Sin remedio me he levantado esta mañana a las 5 de la mañana con 30 minutos, con el fin de ir al gimnasio. Y de pronto me vi, desde otro plano, en medio de una playa de estacionamiento casi vacía, con los ojos cerrados al punto de caer en un profundo sueño. Así fue como decidí que tenía que empezar el día haciendo mucho más que quedarme en el automóvil, "viendo" pasar los minutos y a las rollizas señoras con metas de superación personal.
Es aquí donde cabe la pregunta ¿tengo metas de superación personal? Realmente se oye patético. No necesito metas, necesito objetivos claros.
Mi objetivo de entrar al gimnasio es bajar algunos kilos y lo que logré, según dijo la mentirosa báscula esta mañana, fue ganar 1,8 kg. ¡Bien por mí! Los llamaré 1,8 kg de felicidad culinaria y restaurantera. ¿Qué pasará el mes siguiente, cuando me pesen? ¿Diré lo mismo? ¿Le seguiré llamando felicidad culinaria? ¿O será que terminaré conformándome, sin remedio, a este cuerpo excedido?
Lo único que puedo decir es que no voy a dejar el gimnasio, aunque no cumpla su objetivo principal. Sólo que ahora me enfocaré, en cada salto, en cada repetición, en cada doloroso movimiento; en el hecho de que levantándome temprano, salgo más pronto de mis absurdos sueños matutinos de princesa que pierde el tiempo suspirando con el príncipe azul.

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