julio 24, 2008

Música


Me he dado cuenta que la música es algo muy importante en la vida de las personas. Y digo, es algo muy obvio, si no, sería incongruente el crecimiento y el boom en el mercado que han generado los ipods y sus congéneres, en los últimos años, donde los discos han perdido relevancia y dejaron de ser el icónico y apilado trofeo en las casas de los melómanos compulsivos y demostrativos.

Yo nunca he sido así. Pero mi papá sí. En casa siempre ha habido torres y torres de discos. Aseguro que son más de 3,000. Pero él, una vez al año, pacientemente limpia, clasifica, ordena y saca los discos que ya no quiere tener en su colección. Creo que los lleva a vender a una tiendita de libros y discos usados. Cuando niña, recuerdo que mi papá se sentaba en el piso de su estudio, con la luz apagada a escuchar música los viernes o los sábados en la noche. Yo llegaba, me sentaba en su regazo y me entretenía viendo las luces verdiosas que subían y bajaban al compás de la música. Me desesperaba mucho estar allí, en la oscuridad, sin "hacer algo", pero me deleitaba en pasar con él unos minutos y escuchar tan de cerca su corazón en sintonía con el jazz.

Igual mi hermana con la fascinación y dependencia de la música. Creo que toda la carrera de arquitectura la cursó bajo el influjo de los ritmos que se escuchaban, como susurros, de los lados de sus audífonos. No dudo que sus conceptos y sus líneas, tengan un estilo congruente con el R&B que tanto disfruta.

Pues ayer, decidí poner un poco de orden en mi música. Cierto, mi colección está repleta de mp3. La mayoría, han sido bajados de los discos que tengo (o que tiene mi papá), a mi computadora. La otra parte, son los que comparten conmigo mis amigos o mis hermanos; y en menor medida, los que he comprado. Pero, dado que sufrí, a finales del año pasado, la pérdida de mi información, me quedé sin música. Sinceramente, no es algo que me afecte en el día a día, pero de vez en cuando extraño escuchar conocidas y melodiosas tonadas.

Con los pedazos de lo que quedaba entre discos, usb y ipods, traté de armar de nuevo mi discoteca, musicoteca, meloteca o audioteca (no sé cómo se diga)... mi librería de música. El problema es que no sé cómo clasificarla. Tengo básicamente 3 grandes géneros: Jazz, Clásica y Pop. Todo lo que no sé exactamente qué es, le pongo Pop. Por eso, me dí por enterada de que lo de la música no es algo que tenga gran peso en mi vida. Me gusta, cierto, pero puedo vivir, andar y trabajar sin estar escuchando tono sobre tono.

Pero, me pasa algo muy curioso. Muchas veces pienso en función de que si yo fuera compositor, escribiría una canción de tal cosa, o una melodía con tal intensión... o interpretaría esta letra de tal forma. Y eso es todo el día, todos los días... y sin escuchar música.

Y diciendo esto, recuerdo una canción de los Presuntos Implicados (grupo favorito de todos), que se llama Me Visitan Canciones. Quisiera tener esa sensibilidad, como para poder escribir algo así sobre la música maravillosa.



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