julio 23, 2008

La Flor de la Mañana




Hace unos días, me dio por pensar sobre lo maravillosas que son las mañanas. Sinceramente, pocos días las disfruto, porque siempre me enfrasco en las actividades pendientes y no tomo un minuto para respirar en paz, sin pensar en lo que tengo que hacer en el resto del día.

Sin embargo, tengo algunas semanas, en que me ha tocado la oportunidad de tener unos 20 minutos más en la mañana y he reflexionado que los despertares se deben aprovechar para dos cosas:
1. Para desayunar deliciosa y apaciblemente
2. Como testigo mudo de que lo que sucedió en la noche, de verdad sucedió y no sólo fue un sueño.

Independientemente de esto (y a la par), mi mejor amigo me mostró este video:


La canción no me gusta, pero me parece muy interesante lo que veo, porque lo que veo me gusta mucho (nótese mi inclinación culinaria).

Y la pregunta que indudablemente me ha estado cruzando por la mente, que me ha estado atormentando un poco, es si algún día, habrá alguien que me invite a pasar la noche con él, únicamente para hacerme desayuno. Eso lo único. No más. Ni la compañía nocturna, ni el ansia, ni la pasión, ni la novedad, ni nada. Únicamente, el esperar hora tras hora, hasta que llegue la mañana, para que nos espíe el sol atisbando por el filo de la cortina entrecerrada y luego que el inexperto caballero, en las artes culinarias, llegue a sorprenderme con un desayuno basto, preparado con esmero... frutal. No más que eso. No más que el detalle de los kiwis mal cortados, pero puestos delicadamente en la copa alta. No los huevos perfectos, ni las crepas simétricas, pero sí las aromáticas naranjas exprimidas, transformadas en un jugo con todo y sus taninos. Y terminar de despertar, gracias al aroma del café que lo invade todo y anuncia que no hay vuelta atrás, que la mañana es lo que es y que indudablemente ya llegó.

Eso es todo. Y la pregunta sigue rondando mientras el corazón se arruga un poco. En días como hoy, donde la mañana ya se me fue, quisiera no pensar en estas cosas que no suceden. No quiero pensar que el día que viene, se va a ir con todo y su irrepetible alba y yo voy a estar aquí, a esta hora, añorando lo que no tiene posibilidades de ocurrir.

No hay comentarios.: