enero 01, 2008

La Felicidad

Hay momentos en la vida, que sin merecerlo, se vuelven determinantes en el estado de ánimo que nos define.
He de decir que hoy me sentí feliz. Y de pronto me di por enterada de que soy una persona feliz.

No sé en qué consista la felicidad, esa que da satisfacción y plenitud al ser humano; pero sí conozco aquella que me puede dibujar una sonrisa en momentos simples.
Hoy no hice algo en particular, simplemente disfruté de un despertar muy agradable al lado de las personas que más amo y me regodeé unos minutos en las tibias sábanas y el pijama tan suave, que me daban un confort hedonista.

Me levanté y no preparé nada elaborado para comer, simplemente me senté en mi cocina, frente al televisor, disfrutando de un escueto y delicioso emparedado, escuchando las falsas noticias del primer día del año. Ni siquiera las escuché bien.

Leí. Leí un libro complejo en lenguaje pero de trama muy sencilla. Y me quedé dormitando mientras leía, me despertaba y seguía leyendo. De esas veces que las letras no tienen ningún apuro, ninguna razón precisa para estar entrando por mis ojos, a tal grado que se convierten en un simple y vano entretenimiento.

La tarde empezó a correr y me sentí muy bien de tomar un baño largo, tan largo como yo quisiera.

Disfruté haciendo labores sencillas en mi casa, recogiendo libros tirados, guardando películas, aspirando la alfombra, doblando mantas, acomodando todo para que luciera ordenado y acogedor.

Me diviertí saliendo con mis hermanos a ver una película simple, no memorable. Y de pronto, en esa sala llena y oscura, el tiempo se detuvo un segundo para recordarme que la sencillez de todo era lo que me hacía sentir tan tranquila; era lo que en medio del estrépito propio de una película de aventura, me provocó un silencio e intensificó el sabor de mi vaso de café.

Sólo puedo decir que soy "simplemente" feliz. Y no que sea lo único que hay en mi vida, pero las cosas sencillas son las que el día de hoy me hicieron pensar en la felicidad real en la existencia de la persona ordinaria que soy.


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