abril 17, 2009

El vicio del facebook



Eso de las redes sociales ha cautivado al mundo. A través de ellas me puedo enterar de lo que pasa con mis amistades (sin importar en que parte del mundo estén), aún de mejor manera que si mantuviera una conversación informativa con cualquiera. Pero a su vez, esa cercanía genera roces que aún no sé bien cómo manejar.

Algo que me tiene intrigada es la capacidad de acoso que se puede generar. Me considero una mujer curiosa, que le gusta jactarse de ser un poco perspicaz. Y esto del facebook lo único que ha hecho es convertirse en una herramienta del mal, pero invaluable para saber dónde estuvieron, con quién, qué comieron, hasta qué hora se desvelaron y si al día siguiente fueron a trabajar.

También la uso para la sana diversión, porque me sorprendo con una sonrisa al ver que me etiquetan en fotografías muy viejitas o en fotografías del día anterior, de las cuáles no me di por enterada. Sobre todo, me complace usarlo para ver fotografías de bodas. Bodas de gente que no conozco, o de amigos que no frecuento, o de familiares muy lejanos. Bodas a la usanza tradicional, bodas muy estrafalarias, bodas orientales o con rituales mayas.

Me entretiene leer las frustraciones diarias de otros y sus deseos más fútiles; estar segura de que tal persona odia su trabajo y que otra más ha terminado definitivamente con su pareja de tantos años.

Sin embargo, la diversión más grande, es enterarse de la vida de aquellos que no son nuestros "amigos". El estar hurgando entre comentarios para ver si alguno nos da la entrada a una fotografía que muestre lo que esa persona hizo el fin de semana; saber si está más gordo; poder localizar a sus amigos; conocer su estatus marital. En fin, todo un trabajo de espionaje de fino ajuste para que el otro no se entere que tenemos una apremiante necesidad de conocer lo que el facebook pueda revelar.

Y cada que me descubro acosando a alguien, o que ayudo a una amiga a hacerlo, digo que no lo volveré a hacer, que eso es la mayor pérdida de valiosos minutos, de respeto y de buenos modales. Sin embargo, de manera invariable, todas las noches regreso al vicio y no puedo conciliar el sueño hasta después de haber visto la actualización de status de mis amigos, si aparecí en las fotos de fin de semana y si tal persona ya regresó de vacaciones. Y en la mañana muy temprano, junto con el despertador, vuelvo a revisar que el mundo del facebook no haya cambiado mucho entre 1:00 y 5:30 de la mañana. Esto es un vicio con el que ya no puedo, pero definitivamente no voy a dejar.

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