Dije que iba a dar mi reino por tres cerezas bañadas en chocolate y licor. Y cuando me las dieron, no me pidieron ningún reino a cambio. Simplemente di conversación, minutos y ningún sueño. Y extrañamente al saborear una de las cerezas, al morder el tallo que considero un punto de sofisticación frugal, se me fue un dejo de dolor que nunca debió estar apostado en mi corazón.
febrero 03, 2009
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2 comentarios:
Ah, que chapa que fue, que no supo que querias darle tu reino!!! Sera la proxima!!!
Un abrazo!!!
No le des tu reino, con que pagues la mitad de la cuenta ya es suficiente. ;)
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