Mis frutas favoritas son la sandía y la fresa. Y de ambas, en más de una ocasión, he comido desmesuradamente.
De la sandía existen muchos mitos: que no se debe comer después de las 3 de la tarde, que no se debe mezclar con leche, que si se come con jamón se cae el cabello, que las semillas contienen cianuro, y demás asuntos que la vuelven una fruta peligrosamente atractiva.
Pues anoche, me atreví a comer sandía y luego tomar leche y después comer un sándwich con queso. No me pasó nada, excepto que esta mañana me levanté mareada. Muy mareada.
Insisto, la sandía es peligrosamente atractiva. No vuelvo a dudar de todos sus poderes.
De la sandía existen muchos mitos: que no se debe comer después de las 3 de la tarde, que no se debe mezclar con leche, que si se come con jamón se cae el cabello, que las semillas contienen cianuro, y demás asuntos que la vuelven una fruta peligrosamente atractiva.
Pues anoche, me atreví a comer sandía y luego tomar leche y después comer un sándwich con queso. No me pasó nada, excepto que esta mañana me levanté mareada. Muy mareada.
Insisto, la sandía es peligrosamente atractiva. No vuelvo a dudar de todos sus poderes.

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