septiembre 28, 2007

Anoche dormí poco

Anoche dormí poco, pero no amanecí cansada. No negaré que desperté con deseo de dormir un poquito más, pero no fue esa sensación de agotamiento tal, que te hace confiar en que los 5 minutos adicionales se convertirán en 2 horas y luego llegar arrepentido, corriendo y mal arreglado al trabajo (pero eso sí, bien dormido y con poca culpa).

Anoche dormí poco, sólo por el hecho de que no quería soñar. Así que con una aguja y cientos de metros de estambre engañé a la noche y asuste al sueño.

Anoche dormí poco, para ocupar mi mente con pensamientos tan complejos como: punta-centro-entra-vuelta-jala-punta... punta-centro-entra-vuelta-jala-punta... cuarenta de derecho... cuarenta de revés. Y alejar los pensamientos absurdos como: qué haré mañana, a dónde iré, le diré o no le diré, mi iré o me quedaré.

Anoche dormí poco, pero pasé una noche muy tranquila. Dormí pensando en hebras infinitas de colores a mi elección.

Anoche dormí poco, porque estuve tejiendo. Tejí y destejí. Tejí y destejí. Realmente se convirtió en algo tan terapéutico ponerme metas imposibles de perfeccionamiento de los puntos, que el fin del proyecto se vislumbra tan lejano y aún me quedan miles de puntadas y cientos de minutos.

Anoche dormí poco. Anoche soñé que durante una noche me llamaba Penélope.

No hay comentarios.: