julio 04, 2009

Un día

Me han pasado algunas cosas interesantes en los últimos días. Me he dado cuenta que las 24 hrs, que representan 1.440 minutos, a veces no me bastan para hacer todo lo que quiero hacer, lo que necesito hacer, lo que me urge hacer.

Pero de pronto, en medio de es vorágine, llegan instantes que me cambian la esperada rutina. Amigos que se compadecen de mi situación y me traen cena a la oficina, me traen jazz, inundan mi lugar de trabajo con los olores del pastel recién horneado y el ya aborrecido sabor del café puesto una y mil veces en mi minúscula cafetera personal de escritorio.

Y entre todo eso me ha dado por pensar un poco, durante las noches de insomnio, que no me dejan tranquila. No creo del todo en eso de cerrar los ciclos. Me gusta más pensar que únicamente cuento con lo que dura un sólo día, con esas preciadas 1,440 oportunidades, para planear, crear, deshacer, entretejer y rehacerme la vida. Y el día de ayer, y el día de hoy, y el día de mañana, ya tomé decisiones sobre cosas qué cerrar.

1 comentario:

Enrique dijo...

Otra que de repente se olvidó de postear. Ahora confirmo que no son pedos nomás míos.